Esos demonios que invaden mi cabeza. Esos demonios que llenan la conciencia de pensamientos perversos, de ideas macabras, ideas que hieren a los demás, y que me hieren aún más.
Un día te arrepentirás.
Sabrás el error que fue conocerme.
Un día de estos descubrirás la navaja que escondo penetrando tu piel.
¿Dolor? Pronto lo conocerás… Y yo el descanso.
Salta.
Presiona el filo un poco más fuerte.
Deja el aire salir a la superficie pero no a tu cuerpo.
Estos demonios que siguen invadiendo mi cabeza cada que me debilito por un segundo. Estos demonios que vivirán permanentemente aquí. Tal vez, pero solo tal vez, debería ver a un profesional.
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